Es quizás uno de los destinos estrella de nuestro turismo regional, el pasado fin de semana más de 13.000 visitantes.
La recuperación del ferrocarril permite a los visitantes del Ecomuseo subirse a un auténtico tren minero y recorrer el antiguo camino del carbón. Los vagones, diseñados exclusivamente para el Ecomuseo, mantienen el aspecto de los que todavía se utilizan para transportar a los mineros.
El trayecto comienza en la estación de El Cadavíu, edificio que originariamente albergaba las locomotoras e instalaciones de transporte, y asciende durante kilómetro y medio por el estrecho valle en plena naturaleza, junto al río Samuño, pudiendo contemplarse el túnel y bocamina La Trechora y el pozo Samuño.
Después de más de diez minutos de viaje en superficie, se deja la luz natural y la mina absorbe al tren por completo: hemos entrado en el Socavón Emilia, un antiguo transversal minero de 980 metros de longitud que constituye el mayor recorrido ferroviario subterráneo abierto al público, por una mina real, existente El recorrido en tren termina, precisamente, al final del socavón, en el embarque de la primera planta del pozo San Luis, a treinta y dos metros de profundidad.
Un ascensor, que evoca las antiguas jaulas mineras, saca a la superficie a los pasajeros a través de la caña del pozo. Una vez fuera, se visita el conjunto de edificios que forman el pozo San Luis.
RESUMEN DEL VIAJE AL ECOMUSEO VALLE DE SAMUÑO
Tal como estaba previsto, se realizó la visita al Ecomuseo Valle de Samuño, en un precioso día de sol que hizo más agradable la misma.
Comenzamos desde el centro de recepción en la estación de El Cadavíu, en Ciaño.
La recuperación de una trinchera de ferrocarril que transportaba el mineral desde las minas del alto Samuño hasta el valle del Nalón nos permite a los visitantes del Ecomuseo subirnos a un auténtico tren minero y recorrer el viejo camino del carbón.
Al final del recorrido, en el embarque de la primera planta del Pozo San Luis, a treinta y dos metros de profundidad, un ascensor nos lleva al exterior por la caña del pozo donde antes estaba la “jaula”, artilugio que servía tanto para personal como para mineral, y que estaba construido de tal manera que se veían las paredes de la caña del pozo cuando se movía por ella. Daba escalofríos sólo con imaginarse una bajada al tajo.
Seguimos ruta hacia el alto de la Colladiella donde hay dos monumentos: Uno para los “maquis” y otro para los mineros. Dos colectivos luchadores por la paz, la libertad y un mundo más humano y justo.
En Casa Migio, nos esperaba un arroz con marisco y el cordero a la estaca que nos habían prometido, y que resultó del agrado de todos.
Finalizada la comida, regreso a los lugares de origen.
(Fotos y extracto de la crónica de María José y Amador)